Se despierta sin mi, se lava los dientes sin mi, se baña sin mi, come sin mi, va al colegio sin mi, vuelve de éste sin mi, duerme sin mi, sale sin mi... vive su vida con total normalidad, sin mi. Cumple años su mamá, su hermano, su papá, su hermana, su tío, su abuelo, su tatarabuelo, hasta él y yo no estoy ahí. Y él sigue sin mí. No puedo decir que me gusta la idea de que él continúe su rumbo tan tranquilamente, mientras yo acá, estoy todavía sin aceptar haberte perdido, la tristeza de buscarte constantemente en mi mente, en la gente, en las miradas. Te quiero, ¿te lo dije? Te necesito ¿tampoco? Mis noches no son las mismas desde que no estás, desde esa tarde; aunque me hago la fuerte, no puedo disimular que no dejo de extrañarte. Y no puedo escuchar ésa canción desde entonces, porque se me corre todo el maquillaje. ¿Podemos volver a jugar a que me queres? Pero, ésta vez déjame ganar a mi, déjame ser la que tiene final feliz.