sábado, 23 de enero de 2010

Ella volvió a sonreírle, de la manera que lo hacía siempre, una sonrisa llena de amor, casi de devoción, nunca podría negar que lo amaba, que él lo era todo. Cuando ella le sonreía, a él le gustaba pensar que era todo perfecto y le pedía al cielo que un día su corazón latiera un día por ella y no por alguien que no lo valía, alguien que no le quería ni siquiera la milésima para de lo que ella lo hacía. Ojalá él pudiera quererla también, ella era perfecta, sus sentimientos eran tan puros y por sobre todo, lo amaba más de lo que él merecía. Luego ella lo abrazó, lloró en su hombro. Ella también sabía que él no la amaba.