jueves, 4 de marzo de 2010


¡Que suerte tuve al no estar contigo!

¡Que suerte tuve de que me hayas cortado!

¡Que suerte tuve al haberte olvidado!

¡Que suerte que tengo, dios mio!


(Que ironía, me encantaría salir a la calle gritando eso)