
Dicen que los payasos esconden tras su nariz la tristeza de una vida esquina, y esquiva. Dicen también, que la misma nariz les da el coraje que necesitan para afrontarla. Sin tanta producción, existen miles de payasitos que se hacen fuertes como pueden, y nos obligan a ponernos nosotros la narices, para no pasar por alto su dolor.