viernes, 1 de octubre de 2010

Si caes, yo contigo y nos levantaremos juntos en esto unidos. Si me pierdo, encuéntrame. Si te pierdes, yo contigo, y juntos leeremos en las estrellas cuál es nuestro camino. Y si no existe, lo inventaremos. Si la distancia es el olvido, haré puentes con tus abrazos, porque  lo que tú y yo hemos vivido no son cadenas... ni siquiera lazos: es el sueño de cualquier amigo es pintar un te quiero a trazos, y secarlo en nuestro regazo. Si dudo, me empujas. Si dudas, te entiendo. Si callo, escucha mi mirada. Si callas, leeré tus gestos. Si me necesitas, silba y construiré una escalera hecha de tus últimos besos, para robar a la luna una estrella y ponerla en tu mesilla para que te dé luz. Si lloro, ríeme. Si ríes, lloraré, somos el equilibrio, dos mitades que forman un sueño. Y si te arrodillas haré que el mundo sea más bajo, a tu medida, porque a veces para seguir creciendo hay que agacharse. Si me dejas, mantendré viva la llama hasta que regreses, y sin preguntas, seguiremos caminando. Y sin condiciones, te seguiré perdonando. Si te duermes, seguiremos soñando que el tiempo no ha pasado, que el reloj se ha parado. Y si alguna vez la risa se te vuelve dura, se te secan las lágrimas y la ternura, estaré a tu lado, porque siempre te quise, siempre te cuidé.